Las crónicas de Huracán
Fernando había entrado a trabajar algunos meses atrás. Solía ser un chico tímido y no buscaba hablar con nadie. Recuerdo que cada vez que tenía que consultarle algo, antes debía preguntarle a cualquier compañero cómo era su nombre. Hasta que un día, este chico decidió salir de su burbuja y finalmente todos pudimos conocer algo de él. De golpe veía a un chico alegre, feliz y con una sonrisa de oreja a oreja. Hasta venía a mi escritorio, me saludaba y nos hacía chistes a mí y a mis compañeros. Lo empecé a mirar con otros ojos. Tenía que entregar una crónica del Centenario de Huracán para la facultad y era tanta la información que había recolectado en los festejos que necesitaba ayuda y resulta que mi compañerito de trabajo no sólo era Periodista Deportivo, sino que también era hincha fanático de mi querido Globo. Así que una mañana me acerqué a su escritorio y le pedí, muy amablemente, si podía mirar las crónicas que ya había empezado a escribir y que hiciera las correcciones que