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Así festejamos nuestro tercer aniversario de novios... ♥

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El sur también existe

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Mariana  trabaja como pediatra en el Centro de Salud Nª 24, también conocido como Centro María Eva Duarte de Perón, en Villa Soldati. En un año de elecciones, nos habla de las problemáticas del barrio y del rol que cumple el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, de quien depende el Cesac. Mariana, ¿Qué tareas desarrollas en el Cesac? Nos dedicamos a la atención primaria de pacientes, trabajamos todos de manera interdisciplinaria, pero además hacemos otras cosas. La zona sur es una zona bastante olvidada de la ciudad, en cuanto a la atención, a la accesibilidad, entre otras cosas. Para que te des una idea pasa un solo colectivo por el barrio, el 46 y cada dos o tres horas pasa uno con rampa para discapacitados. Esto realmente complica muchos las cosas si tenemos en cuenta que un chico con discapacidad tiene que esperar ese tiempo para que la mamá lo lleve fuera del Barrio Ramón Carrillo para que sea atendido. Es una locura.  ¿Con quiénes hablan de las problemáticas más

Recuerda entonces el año en que forjamos la paz

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Era un día de sol como tantos otros en Villa Gesell, en uno de esos veranos soñados de tres meses en familia, cuando mi abuelo tuvo una muy mala idea. Resulta que en los departamentos de enfrente ve a una nena rubia, con ojos celestes, bajando las escaleras en rollers. Creo que me quedé en el living, avergonzada, mientras mi abuelo decía que venga a jugar conmigo. María Eugenia se llamaba. Habrá venido a jugar conmigo dos o tres días seguidos, fascinada por el gran espacio que tenía mi casa de veraneo para patinar y jugar. Eugenia se divertía mucho, tanto que esperaba a que vuelva de la playa para cruzar la calle y jugar conmigo. Lástima su comentario desafortunado, seguramente se haya arrepentido durante el resto del verano. Una vez que abrió la boca, no había vuelta atrás, ya era demasiado tarde y sin dudarlo, le dije que se fuera de la casa y que no vuelva nunca más. Su cara parecía no entender lo que estaba diciendo pero se fue de todas formas. Ya estaba muy enojada yo como pa

Todo por unas tazas

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(CONTINUACIÓN DE La uña rota ) Y bueno, continuando con la historia de amor que venía relatando, debo confesarles una cosa: la base de nuestra relación fue y es, a partir de ese momento, "pensar con el corazón y no usar la cabeza". Pasaron cuatro meses desde aquella noche, donde a la vuelta de una parrilla le pregunté: "¿Fernando, vos querés ser mi novio?". (obviamente dijo que sí) Volviendo a lo que quería contarles, cuatro meses después de esa noche, en Abril,  nos encontrábamos lejos, a unos 900 kilómetros de nuestros hogares, en un lugar llamado Capilla del Monte. Era la primera vez que Fernando accedería a tener un contacto voluntario con la naturaleza en su adultez. Siempre vacacionaba en Mar del Plata o en cualquier lugar de la Costa Atlántica. Esta vez, lo llevé a un lugar que desconocía por completo. Durante ese viaje ocurrieron cosas que nadie esperaba: mi suegra se llevó una gran sorpresa cuando vio una foto que le envié desde mi celular donde Fer