Volver a verte...
Huracán. Habían pasado meses...y no se si hasta más de un año desde que no te veía. Y perdimos. Y más te amo. Miraba a la gente, puteaban. Mis amigos tenían el ceño fruncido y mi marido, bueh, tenía prohibido hablarle. Entonces me dediqué a mirar al cielo nublado y una vez más me volví a preguntar: "¿Qué sos Huracán?" Mis ojos recorrieron todo el estadio, empezando por la torre de la Miravé. Recordé la innumerable cantidad de veces que mi abuelo me contó que miraba los partidos desde esa tribuna. Huracán es mi abuelo. La popular visitante estaba vacía. Podía leerse el nombre del club. Me concentré en la cancha propiamente dicha. Miré las paredes, la pintura desgastada en algunos escalones. Huracán es una cancha. El partido no nos favorecía y los hinchas se impacientaban. Cambian las caras, pero por 90 minutos los jugadores representan nuestra pasión. Huracán son sus jugadores. Abajo, entre las escaleras y el alambrado se juega otro partido. Un partido sin arco